domingo, 15 de diciembre de 2013

Carta (30 de octubre)

Siempre me fue más fácil escribir que hablar, y es por ello que decido escribirte esta carta. La escribo porque mereces saber que las cosas han cambiado y que he fracasado en mis intentos. ¿Por qué, después de tanto luchar, decido renunciar? Y te adoro, bien sabes que te adoro, pero ya no puedo seguir así contigo. Ya no puedo seguir viviendo así, mintiéndome a mí mismo. Nos estamos haciendo daño. Creía que había encontrado en ti todo lo que estaba buscando. Por mucho que me duela o por mucho que no quiera, a partir de hoy no me queda más remedio que empezar a olvidarte. Olvidarme de esa sonrisa cuando nuestras miradas se cruzaban, del sonido de tu voz y del olor de tu piel, de cómo adoraba abrazarte a cada instante. Me gustaban (y aún hoy me gustan) tus besos, tus labios, tus manos, tus caricias en las horas muertas que hemos pasado juntos sin ni siquiera hablar, sólo sintiéndonos. Ya no recordaré las películas que hemos visto, ni las cenas que hemos preparado juntos. Me olvidaré de tu mal humor. Y hasta de tus 'te quiero'... Me encantaba como me enseñabas a entender un cuadro o cuando corregías mi errores al hablar. Adoraba esos paseos por Madrid a ninguna parte, las largas charlas y el dormir abrazados. Y cómo me encantaba despertar y verte dormido a mi lado. Me gustaban tantas cosas de ti. No sé qué nos pasó, en qué momento las cosas cambiaron e hicieron que este cuento de hadas se derrumbase de esta manera. No sé en qué momento comencé a odiar tus cambios de humor, a detestar tus mentiras y mis celos, enfurecerme cuando intentabas ayudarme o me recordabas cada cosa que hacía mal. Por eso no puedo seguir contigo. Cometí el error de creer que eras quien yo quería que fueras, de convertirte en el centro de mi universo. Creía que serías para siempre, mi antes y mi después, lo que siempre había soñado. Y ahora ya no me queda más que olvidar y no sé cuánto tiempo necesitaré, pero intentaré ir olvidándote cada día. Ni siquiera sé si lo conseguiré algún día.  Lo más triste de todo es que de verdad consiga llegar a olvidarte, porque nunca dejaré de quererte. Estoy seguro de que nadie va a quererte nunca tanto como yo, pero deseo que ese alguien pueda hacerte feliz y logre cumplir tus sueños. Sé que todo esto me volverá a pasar, me volveré a equivocar, me volverán a romper el corazón. Me enamoraré y me mentiré pero, sintiéndolo mucho, ya no contigo. Y ya nada será lo mismo, porque será sin ti...

jueves, 13 de diciembre de 2012

Diciembre

Diciembre es un mes de promesas, de risas vertidas en copas de champán, de encuentros (y desencuentros) familiares. Es un mes triste por todos esos recuerdos de tiempos pasados y a la vez es un mes alegre por las nuevas caras que nos encontramos en la mesa. Es el mes de recapitular nuestro año, nuestra vida, de sopesar conversaciones no tan importantes, de valorar a los amigos. A los que ves normalmente y a los que lees por facebook. A los que llamas o escribes o a los que echas de menos. Diciembre es el mes de las cosas bonitas. ¿Acaso no nací yo (y tú) en diciembre? Diciembre es dulce...

lunes, 17 de septiembre de 2012

Hay tantas cosas que quiero decir que la verdad es que es dificil saber por donde empezar. ¿Debería decirte que te quiero? ¿O que los días que hemos pasado juntos han sido los más felices de mi existencia? ¿O que me encanta reírme contigo? Podría seguir diciendo cosas y todas serían verdad. Pero lo que realmente me apetece ahora mismo es estar a tu lado y acariciarte la mano, sentir tu presencia junto a mí, poder abrazarte cuando quiera, poder besarte en la nariz...

Es doloroso experimentar una pérdida, a este tipo de situación nunca me había enfrentado y me siento indefenso, sin saber hacia donde mirar ni a donde ir.

Me pongo a recordar tanto, me vienen a la mente tantos momentos vividos contigo y a cada cual más feliz que el anterior: nuestro primer encuentro, el roce de nuestras manos en algún paso de cebra de la Gran Vía, nuestros besos en las azoteas de Madrid, los pocos viajes que hicimos juntos, las tardes de invierno con un café... Nuestros planes de futuro tirados por la borda, mis ilusiones hechas pedazos, mi corazón roto.

Primer amor, primer dolor...

Y las lágrimas, que afloran en mis ojos con una facilidad que nunca he tenido, sólo con recordar cualquier día contigo ya estoy llorando. Ahora mientras escribo estoy llorando, y suspiro, y muero...

Y tengo miedo de que olvides todos nuestros recuerdos, el conjunto de nuestra existencia, nuestras risas y nuestras penas, el olor de nuestro amor. Tengo miedo de que no me mires con los mismos ojos, miedo de verte en un futuro y que no me reconozcas, que evites mi mirada, que no me saludes... Tengo miedo a un futuro ya sin ti

sábado, 30 de junio de 2012

Ayer amanecía gris...

Un día más sin ti, una noche más sin tu calor. Sin tu presencia. Las noches son eternas, frías. Con vueltas y más vueltas. Buscando un olor en la almohada, buscando un brazo que me rodee. Queriendo sentir la presión de tu amor. Tus suspiros en mi pelo mientras duermes. Tus pies helados junto a los míos, que antes siempre estaban calientes y ahora... Ahora se convierten en la entrada del frío que me sobrecoge por las noches. Me desvelo continuamente, mantengo conversaciones contigo y te sueño. Te imagino. Te noto. Te siento. Pero te desvaneces pronto. Son apenas unos minutos que resbalan por las agujas oscuras del reloj de mi noche. Noche tras noche marcadas por los llantos y los suspiros, que más que relajarme, me exponen al dolor. El dolor de tu ausencia. Y así, veo amanecer entre sueños. Y hoy el sol se cuela por la persiana, pero para mí el amanecer es gris porque de nuevo me despierto sin ti. Y ya ni el café me espabila y ni el agua sobre mi cara me despierta. ¡Ay cuándo salgo a la calle! Lo peor de todo es que la vida parece continuar. Los niños juegan y ríen, las conversaciones vulgares inundan el silencio y las prisas se apoderan de la mayoría. No soporto vagar por las calles de Madrid sin ti. Y saber que no regresarás más a mí, que no disfrutaré de tu risa... Que tu mirada no será mi faro ante las tempestades que me asolen. ¿Cuánto tiempo más tiene que pasar para que me acostumbre a estar solo?

sábado, 2 de junio de 2012

Tan fuerte y tan cerca...


Acabo de terminar de ver la película que se titula así... Y me ha afectado, me ha llegado a lo más hondo. He llorado, he llorado mucho, porque me he dado cuenta, me ha hecho ver lo idiotas que somos a veces, y lo poco que decimos "te quiero" a los que nos rodean. Lo poco que valoramos muchas veces a todas aquellas personas que poco a poco tejen la colcha de nuestro día a día. Personas que nos dibujan una sonrisa, que nos enseñan algo nuevo...

No quiero que pase un día más sin dedicar una parte de mi tiempo a todos aquellos que de una forma u otra han formado o forman parte de mi vida. Personas que han grabado recuerdos, unos lejanos y otros cercanos. Personas a las que quiero, a las que valoro y admiro. Personas de las que aprendo. Por eso quiero dar las gracias,

Doy las GRACIAS a todos aquellos que me han llamado por teléfono para contarme un cotilleo, para preguntar cómo estoy, para consolarme... A esos con los que he compartido un secreto... A quien me ha regalado un libro, a quien ha escuchado música conmigo... A quien me llamaba "fanega" y paseaba conmigo por la orilla del mar, a quien me regaña cada día por una cosa u otra... A quien me mira con ojos de abuela y veo en ellos cariño, recuerdos y bondad. A una chica de Coslada. A la familia que compartió conmigo un festival de Eurovisión y me integró entre ellos haciéndome sentir tan especial... A quien me ha invitado a cenar. A Mabel, con quien me he reído en clase durante tantos años. Con las que he compartido horas y horas. A ti, chica de Toledo por ser como eres... A mi prima y amiga y a mi otra prima y amiga... A la gente que te sonríe por la calle, a quien me ha hecho sentir guapo por un día. A la chica de la habitación de enfrente. A quien me ha apoyado en momentos de pena, a quien ha compartido conmigo sus alegrías. A Ángel, sin más... A ti, abuelo, de quien he aprendido muchas cosas, por quien he aprendido a amar la historia. A Sara por hacerme un dibujo. Con quien he jugado a juegos de palabras. A aquella que es esposa y amiga, y a quien lo será... A aquel al que he regalado un libro, a quien he dedicado un libro, a quien he regalado "mi" libro. A mi madre. Por quien he llorado, por quien lloro. A quien sueña conmigo y a quien me hace soñar muy alto. A ti que confías en mí. A Brasil, tierra de buenas chicas. A Palencia. A quien me ha regalado una concha o una planta o minerales o flores. Al café y los amigos y aromas que lleva dentro la palabra. A esa chica guapa con la que he ido al cine y hemos llorado juntos, a su hermana que está abriéndose camino lejos del hogar. A la "italiana" que está en tierras inglesas y con la que he hablado tanto en esos momentos. Al Torrente, y dos amigos que no veo casi. A las pardas.
Y sobre todo a ti, Jose, por lo que eres, por lo que me haces ser...

viernes, 25 de mayo de 2012

Todo vuelve a pasar...


Todo vuelve a pasar de nuevo, como cada vez que hablo contigo. Nunca pensé en conocer a alguien como tú. No sé, vagando por los recuerdos y recordando nuestros primeros días juntos descubro sentimientos que a veces me cuesta sacar a la luz. Me evocas un dulce sueño: El amor inventado por mí, un amor al que poder abrir mi alma y poder entregar mi corazón, sin miedo a llorar, sin miedo a sufrir…
Te conozco realmente hace poco, aunque creo (o quiero) conocerte muy bien. Bendito destino que fue el artífice de que tú y yo cruzáramos nuestros caminos, benditos nosotros por hacer de esto algo real, algo que hace que me sienta seguro, que sea sincero conmigo mismo, contigo. Sabes (te repito) que eres la persona más importante de mi vida en estos momentos. No quiero que pienses que lo digo por decir, para nada; lo digo porque veo en ti el reflejo de mis sueños de amor. A veces no sé si lo que siento por ti es amor, tantas veces he jugado con ese sentimiento, tantas veces he descrito lo que es el amor y lo que se siente al vivirlo que ahora que padezco sus efectos me veo idiotizado por él.
Eres una gran persona, tan bello por dentro, tan guapo por fuera. Y tan distinto, tan diferente a todo, tan espontáneo, tan inesperado como el  amor que surgió… Me atraes ni que decir tiene, pero no es una atracción superficial y obscena, es una atracción profunda, dulce, pura, sincera, que hace que cualquier pensamiento oscuro se convierta en un sentimiento, en una sensación maravillosa.
Cuando estoy contigo me desarmas, me convierto en una especie de marioneta con la que tú mueves los hilos de mi existencia.  Y es por eso que te quiero, porque aún sabiendo el poder que ejerces sobre mí, no lo usas con maldad. Y por eso me alegro de haberme enamorado de ti, de seguir enamorado de ti. ¿Por qué? Porque eres bueno, paciente, sincero y cariñoso, buen orador y también sabes escuchar. Te aprecio, te valoro… Me sorprendo a mí mismo infinidad de veces pensando en la cantidad de cosas que te he contado, la cantidad de secretos que he vertido sobre ti, la cantidad de caricias que te he dado como nunca antes he dado, la cantidad de deseos que has desatado en mí, los placeres que me has hecho descubrir, las pasiones que has liberado.
Confío en ti, confío en ti demasiado. No puedo evitarlo, tengo puesta en ti toda mi confianza. Soy así de tonto, soy así de idiota. Pero yo no entiendo el amor si no se da al cien por cien, yo no puedo amar a medias, yo si te amo es con todas las consecuencias. Y tú si me amas tiene que ser de la misma manera. Intuyo que es así, y más después de este tiempo que sabes cómo pienso, cómo sueño y cómo sufro por nimiedades.
Desearía, deseo, volar junto a ti en mis días de nostalgia, de melancolía. En esos días duros, en los que a la noche lo que más deseo después de todo es un abrazo tuyo, un beso, que me liberes de mis cargas por un instante, que hagas que me olvide de que el mundo sigue girando a nuestro alrededor.
Es en esos momentos cuando más te echo de menos y cuando más te quiero. ¿Qué cosas no? Quererte cuando no te tengo. Tal vez sea porque es en esos momentos cuando el amor de mi mente, el que inunda mis sueños, aflora a la superficie y es entonces cuando más deseo convertirme en el centro de tu vida. Por un segundo, por dos segundos, pero convertirme en ello. Ver que te preocupas por mí, que anhelas verme y abrazarme igual que yo a ti, que me dediques palabras de ánimo, palabras de amor, palabras rosas o verdes o moradas, pero palabras nuestras…

miércoles, 2 de mayo de 2012

El amor es...


El amor es el frío en la parte de atrás de un coche
El amor es un club de fans con sólo dos socios
El amor es pasear cogidos de la mano
El amor es...

El amor es una cena del chino en las noches de invierno
El amor es una manta llena de extrañas delicias
El amor es cuando no se apaga la luz
El amor es...

El amor es el regalo de Navidad
El amor es cuando se llega al séptimo cielo
El amor es lo que pasa cuando para la música
El amor es...

El amor es un slip blanco solo y olvidado
el amor es una camiseta todavía tibia
El amor es cuando hay que irse de madrugada
El amor es...

El amor eres tú y el amor soy yo
El amor es una prisión y el amor es libertad
El amor es lo que se queda cuando estás lejos de mí
El amor es...


[Basado en el poema "Love is..." de Adrian Henri]

miércoles, 4 de enero de 2012

El día más triste de mi vida

Hoy es el primer día, el primero de una larga sucesión de días sin ti, y tengo un miedo atroz. Es este miedo de perder a ese alguien, a quien quieres, a esa persona a la que amas más que a ti mismo. Hoy se presentan ante mí largos días de invierno, fríos y grises.

Aún intento aferrarme a tus recuerdos, a no dejarte escapar de mi vida así como así, pero parece ser que cuanto más intento retenerte más ganas tienes de abrir tus alas y echar a volar sin mí, de disfrutar de nuevos sueños en lo que no formo parte, de conocer nuevas experiencias que no sabré...


Hoy es el día más triste de mi vida.


Mi mente me dice que comience a hacerme a la idea de que no te veré más como lo que eras antes, mi protegido, a quien cuidaba, a quien mimaba, por quien ponía mi mundo patas arriba para recibir de ti una sonrisa con la que me sentía más que recompensado. Mi corazón anhela aún el roce de tus besos, tiene la esperanza de que volverás, de que volverá a brillar el sol en mi mundo, de que esto es una terrible pesadilla que nos embarga...

Y a ambos los creo, ora hago caso a mi mente, ora hago caso a mi corazón. Ora estoy en lo más alto, ora en lo más bajo. Sonrío al mundo o lloro perdiéndome su belleza...

Hay tantas cosas que quiero decir que la verdad es que es complicado saber por donde empezar. ¿Debería decirte que te quiero? ¿O que los días que hemos pasado juntos han sido los más felices de mi existencia? ¿O que me encanta reírme contigo? Podría seguir diciendo cosas y todas serían verdad. Pero lo que realmente me apetece ahora mismo es estar a tu lado y acariciarte la mano, sentir tu presencia junto a mí, poder abrazarte cuando quiera, poder besarte en la nariz...

Es doloroso experimentar una pérdida, a este tipo de situación nunca me había enfrentado y me siento indefenso, sin saber hacia donde mirar ni a donde ir.

Me pongo a recordar tanto, me vienen a la mente tantos momentos vividos contigo y a cada cual más feliz que el anterior: nuestro primer encuentro, el roce de nuestras manos en algún paso de cebra de la Gran Vía, nuestros besos en las azoteas de Madrid, los pocos viajes que hicimos juntos, las tardes de invierno con un café... Nuestros planes de futuro tirados por la borda, mis ilusiones hechas pedazos, mi corazón roto.

Primer amor, primer dolor...

Y las lágrimas, que afloran en mis ojos con una facilidad que nunca he tenido, sólo con recordar cualquier día contigo ya estoy llorando. Ahora mientras escribo estoy llorando, y suspiro, y muero...

Y tengo miedo de que olvides todos nuestros recuerdos, el conjunto de nuestra existencia, nuestras risas y nuestras penas, el olor de nuestro amor. Tengo miedo de que no me mires con los mismos ojos, miedo de verte en un futuro y que no me reconozcas, que evites mi mirada, que no me saludes... Tengo miedo a un futuro ya sin ti.

lunes, 1 de agosto de 2011

Es triste, muy triste...

Qué triste es tener nostalgia de alguien que no te echa de menos...
Es triste despertarse cada mañana al otro lado de tu cama y entender que me aferro a ti, y que cuanto más inevitable parece esta separación más me quiero unir a ti.
Es muy triste darse cuenta de que te me escapas entre los dedos, como si intentara coger agua con las manos... Y siento como te resbalas entre mis dedos, como se empapan mis recuerdos por las lágrimas.
Me da pena mirarte, contemplar el perfil de tu rostro dormido, y comprender que no habrá más amaneceres a tu lado...
Me duele saber que te alejas de mí, que no quieres continuar a mi lado en mis peores momentos, que no pretendes seguirme adonde quiera que vaya, que no mirarás atrás y recordarás nuestra vida juntos...
Es triste, es muy triste despedirse de alguien a quien se quiere tanto. Es triste, muy triste, darte el último beso sin llorar, sin querer que no sea lo último que haga contigo.
No quiero alejarme de ti, no quiero que te vayas sin mí, no quiero llorar por ti... Ya no quiero que llores por mí, ya está todo dicho, ya está todo el daño hecho...
Pero lloro, lloro porque no sé que va a ser a partir de ahora mi vida sin ti, no sé que va a pasar conmigo, qué voy a hacer, qué va a ser de mí... No puedo, no quiero vivir con esta agonía, con este vacío que se empieza a apoderar de mí... Con el dolor de saber que no serás mío nunca más.
Las lágrimas mojan la almohada, las lágrimas empiezan a inundar mi vida sin ti...
Te contemplo, miro tu cara al trasluz, y pienso en el tiempo que me has amado, en los "te quiero" que me has dicho en tantas ocasiones y no logro ver qué ha ocurrido para este fatal desenlace...
Noto que te relajas, que te pones de lado y me abrazas... Las lágrimas son una realidad, los rayos del sol calientan mi cuerpo helado, tu cuerpo helado... Y así, ya entiendo que es tu último aliento que compartes conmigo. Te beso en los labios, te beso en los ojos, te beso en la nariz... Te abrazo, te sostengo contra mi pecho, y sé que cuando despiertes te irás... Y tú, fiel a ti mismo, alargas tu despertar, para no tener que decirme adiós, para no tener que mirarme a la cara mientras lloro, mientras te suplico que no me dejes, mientras te ruego que no te vayas de mi lado...
Es triste saber lo que se acerca, es triste notar que te estás yendo... que tu alma se aleja de ti...
Es muy triste ver como abres los ojos, como me miras, como me besas y sentir que has respirado por última vez...
Que estoy abrazado a ti, que ya nada puedo hacer para que te quedes conmigo...
Qué triste es quererte en esta distancia eterna... qué triste es saber que eres lo mejor que me ha pasado jamás en la vida...
Es muy triste darse cuenta que ya sólo podré echarte de menos...

[Cuando la inspiración vuelve hay que hacer caso]

viernes, 3 de diciembre de 2010

En nombre del amor

Recuerdo la noche aquella, la inmortalizo en mí y la rememoro saboreando cada momento que pasé contigo. Hago memoria y nos veo a los dos paseando por la orilla de la playa, descalzos, despreocupados y felices. Dejando grabadas durante un leve instante nuestras huellas, el camino de nuestro amor, la senda de la vida que hemos compartido. El agua se llevó esas pisadas como las lágrimas constantes van borrado nuestra historia.
Revivo el abrazo que me diste, el beso fugaz que me robaste y las risas arrastradas por la brisa salada. Nuestras manos se rozaron, se cogieron con fuerza, se entrelazaron, y mientras las olas hundían nuestros pies en la arena me preguntaste: "¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor?"
Y yo, estúpido, joven e indiferente no hice caso a tu pregunta, no supe responderte y seguí con nuestro juego.
Una pregunta que marcó el ritmo de nuestra vida juntos, que desencadenó el más terrible de los acontecimientos y que hizo que el destino cruel te apartara de mi lado. Y ahora aquí, tan solo, tan triste, tan aislado de todo aquello, tan alejado de ti, le doy vueltas a esa pregunta. La deshago en mi boca como si de un caramelo se tratase, la analizo de forma sutil, la respondo. La respondo a gritos. La sueño. Intento hacerte llegar la contestación y de ti sólo obtengo como réplica un silencio oscuro y eterno. Un silencio que me atormenta, que me precipita al vacío, que me mata lentamente, que hace que el dolor se apodere de mí de manera irreversible...
Lloro. Lloro y me arrepiento de no haber sido capaz de asegurarte mi verdadera respuesta, de decirte que por amor, que por amor a ti, soy capaz de cualquier cosa.
Que por amor he podido sacrificarme, aceptar, perdonar y luchar. Y aún sintiendo estas respuestas, también puedo decirte que he recordado situaciones que desearía poder cambiar, lágrimas que hubiera deseado que no se derramaran, momentos que debería haber aprovechado más y pérdidas que podría haber borrado.
Y ahora, en este triste y húmedo papel te hago llegar mi respuesta, la que me persigue y me arrincona. La respuesta que revive cada segundo vivido a tu lado. Y deposito mi rezo, mi sueño y mi agonía en una pequeña carta que pretendo que sea mi respuesta. La deposito en una fría losa de mármol blanco, donde aguardas, donde esperas paciente nuestro reencuentro. Y dejo el papel, dejo mi corazón en aquel lugar frío, donde puedas leer que te he querido hasta tener miedo de poder querer tanto a un ser mortal, te dejo mis sueños, te dejo mi vida...

[Después de leer "The choice" de Nicholas Sparks]