Todo vuelve a pasar de nuevo, como cada vez que hablo contigo.
Nunca pensé en conocer a alguien como tú. No sé, vagando por los recuerdos y
recordando nuestros primeros días juntos descubro sentimientos que a veces me
cuesta sacar a la luz. Me evocas un dulce sueño: El amor inventado por mí, un
amor al que poder abrir mi alma y poder entregar mi corazón, sin miedo a llorar,
sin miedo a sufrir…
Te conozco realmente hace poco, aunque creo (o quiero) conocerte
muy bien. Bendito destino que fue el artífice de que tú y yo cruzáramos
nuestros caminos, benditos nosotros por hacer de esto algo real, algo que hace
que me sienta seguro, que sea sincero conmigo mismo, contigo. Sabes (te repito)
que eres la persona más importante de mi vida en estos momentos. No quiero que
pienses que lo digo por decir, para nada; lo digo porque veo en ti el reflejo
de mis sueños de amor. A veces no sé si lo que siento por ti es amor, tantas
veces he jugado con ese sentimiento, tantas veces he descrito lo que es el amor
y lo que se siente al vivirlo que ahora que padezco sus efectos me veo
idiotizado por él.
Eres una gran persona, tan bello por dentro, tan guapo por fuera. Y tan distinto, tan diferente a todo, tan espontáneo, tan inesperado como el amor que surgió… Me atraes ni que decir tiene, pero no es una atracción superficial y obscena, es una atracción profunda, dulce, pura, sincera, que hace que cualquier pensamiento oscuro se convierta en un sentimiento, en una sensación maravillosa.
Eres una gran persona, tan bello por dentro, tan guapo por fuera. Y tan distinto, tan diferente a todo, tan espontáneo, tan inesperado como el amor que surgió… Me atraes ni que decir tiene, pero no es una atracción superficial y obscena, es una atracción profunda, dulce, pura, sincera, que hace que cualquier pensamiento oscuro se convierta en un sentimiento, en una sensación maravillosa.
Cuando estoy contigo me desarmas, me convierto en una especie de
marioneta con la que tú mueves los hilos de mi existencia. Y es por eso que te quiero, porque aún
sabiendo el poder que ejerces sobre mí, no lo usas con maldad. Y por eso me
alegro de haberme enamorado de ti, de seguir enamorado de ti. ¿Por qué? Porque
eres bueno, paciente, sincero y cariñoso, buen orador y también sabes escuchar.
Te aprecio, te valoro… Me sorprendo a mí mismo infinidad de veces pensando en
la cantidad de cosas que te he contado, la cantidad de secretos que he vertido
sobre ti, la cantidad de caricias que te he dado como nunca antes he dado, la
cantidad de deseos que has desatado en mí, los placeres que me has hecho
descubrir, las pasiones que has liberado.
Confío en ti, confío en ti demasiado. No puedo evitarlo, tengo puesta
en ti toda mi confianza. Soy así de tonto, soy así de idiota. Pero yo no
entiendo el amor si no se da al cien por cien, yo no puedo amar a medias, yo si
te amo es con todas las consecuencias. Y tú si me amas tiene que ser de la
misma manera. Intuyo que es así, y más después de este tiempo que sabes cómo
pienso, cómo sueño y cómo sufro por nimiedades.
Desearía, deseo, volar junto a ti en mis días de nostalgia, de
melancolía. En esos días duros, en los que a la noche lo que más deseo después de
todo es un abrazo tuyo, un beso, que me liberes de mis cargas por un instante,
que hagas que me olvide de que el mundo sigue girando a nuestro alrededor.
Es en esos momentos cuando más te echo de menos y cuando más te
quiero. ¿Qué cosas no? Quererte cuando no te tengo. Tal vez sea porque es en
esos momentos cuando el amor de mi mente, el que inunda mis sueños, aflora a la
superficie y es entonces cuando más deseo convertirme en el centro de tu vida.
Por un segundo, por dos segundos, pero convertirme en ello. Ver que te preocupas
por mí, que anhelas verme y abrazarme igual que yo a ti, que me dediques
palabras de ánimo, palabras de amor, palabras rosas o verdes o moradas, pero
palabras nuestras…
No hay comentarios:
Publicar un comentario